Una vez al año conmemoramos la festividad de la Semana Mayor en los países creyentes. Momento para meditar sobre nuestro comportamiento diario, nuestro grado de espiritualidad y de cómo somos verdaderamente. Pienso que cuando éramos niños, la Semana Santa tenía un significado muy especial y un respeto que aún al pasar de los años, muchos seguimos valorando.
Una pena que hoy en día, las nuevas generaciones y muchos de los que tuvimos unas enseñanzas cimentadas en el respeto a Dios-Universo, nos comportemos de manera tan estéril ante la solemnidad que reviste la Semana Santa en el mundo entero.
El alcohol, las drogas, las fiestas, el jangueo y la diversión, son los nuevos aspectos de una Semana Santa Moderna, que en nada contribuye a mejorar la calidad de Vida de nuestra gente.
No olvidemos que la Vida sigue, y cambia para todos; pero los valores aprendidos de nuestros padres, debemos enaltecerlos con respeto, acompañándolos de una conducta funcional y decorosa. No olvidemos que somos el ejemplo de nuestros hijos e hijas, una imagen que debe ser siempre, tan limpia como el agua cristalina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario