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Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso,
o puedo dar gracias a Dios; porque las plantas
están siendo regadas por la lluvia.
Hoy puedo quejarme de mi salud,
o puedo regocijarme por estar vivo.
Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres
no me dieron mientras estaba creciendo,
o puedo sentirme agradecido
de permitirme haber nacido.
Hoy puedo llorar, porque las rosas tienen espinas,
o puedo celebrar,
que las espinas tengan rosas.
Hoy puedo quejarme de una situación provocada,
o puedo llenarme de satisfacción,
aceptando que no soy perfecta,
y que mis errores pasados,
hoy me sirven de lecciones de Vida.
Hoy puedo autocompadecerme
por no tener muchos amigos,
o puedo emocionarme y embarcarme,
en la aventura de descubrir nuevas relaciones.
Hoy puedo quejarme
porque tengo que ir a trabajar,
o puedo gritar de alegría
porque tengo un trabajo.
Hoy puedo murmurar amargamente
porque tengo que hacer labores del hogar,
o puedo sentirme honrada
porque tengo un techo seguro
para mi mente,
cuerpo y alma.
Hoy el día se presenta ante mí
esperando que yo le dé forma y aquí estoy,
como el Escultor que tiene que darle su forma.
Lo que suceda hoy,
dependerá de mí;
debo escoger que tipo de día voy a tener.
Vive tu Vida con los pies puestos
en la Tierra.
Pero con los ojos y el corazón,
bien puestos en el cielo de
oportunidades que la Vida
tiene para ofrecerte.
No desperdicies el tiempo dañando;
sino construyendo tu Presente,
y permitiendo que otros
hagan lo mismo.
No inventes cuentos daniños,
para afectar a otros,
ni siembres cizaña en el hogar ajeno.
Siembra frutos con semillas fuertes
y crece alto. Tan alto como la Vida te lo permita.
Dorilinda
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