Hubo una época en mi vida en la que me sobraba el tiempo para ir cada semana a diversos spas, buscando relajarme mental y espiritualmente. También disfrutaba de caminatas en el campo haciendo meditación. Cada movimiento de los pies necesitaba de mi total atención; no quería pisar los talones de la persona que iba frente a mi. Al principio, la idea de moverme más lentamente en mi caminar me resultaba un poco incómodo; pero me fuí dando cuenta que estaba siendo recompensada por ir despacio. Y a que no adivinan porqué? Bien sencillo. Al ir despacio, comenzaba de forma natural a observar las pequeñas maravillas que un caracol percibe: el contorno de los tallos del pasto, los colores de las flores silvestres, la variedad de verdes de las colinas, arbustos raros que no conocía y hasta animalitos varios que brincan de un lugar a otro sobre el pastizal.
La paz estaba presente ahí en todo momento en todo lo que vemos o hacemos. La cuestión es si estamos en contacto o nó con ella. Todos sentimos esos momentos de entusiasmo en que todo está aparentemente bien y todo es bueno en nuestro mundo. Pero necesitamos crear conciencia verdadera, para aprender a definir cuán sinceros somos realmente con nosotros mismos, sin engaños. No podemos engañar nuestros corazón ni nuestros estados anímicos. Vale la pena, detenernos en el tiempo y recobrar las riendas de nuestra Vida de forma natural y positiva.
Se cree que el 80% de las enfermedades de nuestro cuerpo provienen del estrés; es decir, sin importar las debilidades genéticas, el estrés acabará y dará en el blanco. Ir a un spa es maravilloso; pero hasta que no aprendamos el camino para alcanzar la paz mental desde adentro, todos seremos vulnerables al estrés.
Diariamente nos bombardean con anuncios estresantes, mensajes de texto que nos ponen a correr, los rotativos que editorializan el terrorismo del día, los noticieros, que nos presentan matanzas, violaciones y atracos a todas horas, el trabajo de la oficina que requiere de nuestra participación diaria y ni hablar de lo que escuchamos por la radio. Todo esto, nos carga y se activa el sistema nervioso compasivo, detonando un modelo de respuestas llamada pelea o pelea.
El corazón late mucho más rápido, los músculos se tensan, se elevan en forma notable los niveles de azúcar en la sangre, se contrae el sistema digestivo e inmunológico y el cuerpo se llena de hormonas de adrenalina y cortisol. Todo lo contrario a si se activaran reacciones conectadas con el sistema paracompasivo, que es el que promueve la relajación y la calma.
Pasos para aprender a cultivar la Calma y la Paz
Controlemos la cantidad de información que absorbemos.
Reemplazemos la estimulación amenazante con una relajante.
Pon flores frescas en tu hogar; en donde las veas siempre.
Las cosas hermosas, para los sentidos capturan nuestra atención y tranquilizan la mente sin esfuerzos.
Aprende a cultivar tu intelecto con lecturas positivas y enriquecedoras.
La musicoterapia es fabulosa en todo momento.
La aromaterapia. Los olores suaves de tu preferencia en el hogar, el auto, la oficina y tu habitación, ayudan tremendamente.
Comprométete a realizar habitualmente una actividad placentera. Como natación, gimnasia, pedalear, kayaquear, ir al gimnasio, cuidar tus animales o cultivo de huerto casero.
Tener una mascota es bueno y reconfortante.
Sembrar, cultivar orquídeas y envolverte en la naturaleza es edificante.
Intenta deshacerte de patrones destructivos como los celos, el odio, la maldad, la mentira, la envidia y el chisme.
Saca 10 minutos al día de verdadera calma. Respira profundamente y comienza el día con ejercicios de estiramiento desde que te levantes.
El estrés no solo es capáz de enfermarte, sino de envejecerte. Pero calmar la mente puede lograr el efecto contrario. Y no olvides que recargar el humor es fabuloso para ser siempre motivo de aceptación entre los tuyos.
Espero hayas disfrutado de un ratito de esparcimiento con ésta lectura que les comunico con mucho amor y compromiso.
Dorilinda
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